Boots ya era una marca consolidada cuando lanzó su tienda online en los Países Bajos. Pero a nivel operativo, aún no estaba preparada para las ventas directas al consumidor.
Al contrario que otros negocios e-commerce, Boots no tenía su propio almacén de stock: con cada pedido hacía una solicitud a la empresa matriz. Para ello, tenía que extraer manualmente la información de cada compra en Magento y reintroducirla en grupos de cinco pedidos en un sistema de almacén diseñado para envíos en bloque, no para paquetes individuales.
Este proceso lento y con errores hacía que muchos pedidos salieran con retraso o sin número de seguimiento. Además, los problemas de integración entre Magento y Bol.com generaban aún más fricción.
Con el aumento de pedidos (más de 12.000 mensuales), aumentaban los problemas, la frustración y las llamadas al servicio de atención al cliente. El propio backend de Boots se había convertido en un problema.
«Nuestros sistemas no fueron diseñados para la logística B2C. Cada pedido online era un reto manual, y nuestros clientes empezaban a darse cuenta de ello.”